martes, julio 06, 2010

Críticas Constructivistas, Constructivas y De-constructivas









Digamos las cosas como son: si el enfoque conductista es para perros, ratas o palomas (y niños pequeños llamados Albert), entonces el modelo cognoscitivo, por muy elocuente, científico e integrador que sea, es perfecto para programar robots y configurar computadores. Pero si me piden hablar de seres humanos, entonces pienso que el enfoque constructivista es lo que realmente va conmigo.

Si bien la flojera en el chileno siempre está presente, para tomar las riendas del proceso de aprendizaje es en cierta manera necesario tener más o menos domado ese pesado yugo cultural. Una forma de lograrlo es valorando la originalidad y creatividad del espíritu humano y reconocer las altitudes a las que se puede llegar teniendo esos valores como fines intrínsecos o dadores de sentido. El resultado secundario de ese flameante despertar es una curiosidad natural que, cual tobogán de agua, casi basta para dejarnos caer a la piscina de ese aprendizaje que libera y que no ata (porque todos nos sentimos libres cuando nadamos, ¿verdad?).

Chácharas lingüísticas de lado, recuerdo con afecto los trabajos que hacía en mi colegio, en los que gracias a ciertos estimulantes y críticos profesores se me hizo más fácil tomar conciencia del estado actual del mundo y de mi lugar en él (a pesar de incontables veces llegar hasta las lágrimas por la humanidad que descubría, con todas sus noblezas y vilezas, ¡hay la humanidad!). Gracias a esos trabajos, que ahora reconozco como bastante constructivistas, creo haber aprendido a buscar por mi cuenta y a generar mi propio conocimiento, bajo mis propios parámetros, subjetivos y todo, pero siempre válidos como toda experiencia humana.

La visión constructivista permite ver a las personas de una manera holística e integradora, reconociéndolas como entes complejos, distintos y poseedores de capacidades e intereses múltiples. No pasa por encima de ellas con mayor o menor agresividad, como en otros paradigmas, sino que las reconoce, las valida, las despierta y las desarrolla según los caminos que, según sus propias voluntades, deseen recorrer. En un mundo tan marcado por guerras y dogmatismos, pienso que la aceptación de las diferencias debe ser un valor fundamental, y lo bueno del enfoque es que lo permite.

No sé si era Emerson o Thoreau el que decía que la educación debía liberar al hombre y no hacer de él un esclavo. No se cual alternativa le convendrá más al sistema actual, pero sospecho que la línea constructivista va más por la primera. En fin, si la educación hace de ti un esclavo, mi consejo es que cuides de tu alma. He ahí una explicación de por qué hay tantos hippies además. 

Foto tomada sin permiso de: http://deyanetlopezherrera10.blogspot.com/